
Personalmente y usando el diván, ha sido la manera de enfrentar la práctica clínica durante los casi 30 primeros años de trabajo, pero a partir de mi último cambio de país de residencia, hace más de doce años me abrí a la posibilidad de trabajar a distancia.
Durante este tiempo he podido constatar que tiene sentido hacerlo, pues aunque no estemos personalmente, puedo sentir y acompañar a la persona. También, al hacerlo online (Teams, WhatsApp) y sin imagen, sigo estando “ahí”, como cuando yo me ubicaba detrás y la persona en el diván, con las ventajas del no tener que desplazarse y no tener la distancia como impedimento: nos abrimos a los tiempos que corren y las ventajas que trae este nuevo tiempo.
